Aleria.

Este era el nombre con el que todos conocían a la abuela Nina, la comadrona municipal.

Esta era su casa. Aquí, a cualquier hora del día o de la noche, alguien venía a pedir su ayuda porque una nueva vida había decidido venir al mundo.

Todo había quedado allí, congelado en el tiempo, hasta 2020, cuando junto con mi pareja decidimos dejar Roma atrás y mudarnos al mar. De ahí la idea de adecuar la casa a un lugar que pudiera albergar a personas que quieran tomarse un respiro de su rutina diaria.

Nos dejamos guiar por un sueño: dejar que cada baldosa de esos suelos perfectamente conservados te cuente una historia bordada a medida y coloreada con los cálidos tonos del amarillo ámbar y el rojo óxido. Al fondo, el centro de Sciacca, con su grito típico de una tierra del sur que mira al Mediterráneo.

Finalmente, creyendo firmemente en la importancia de la memoria, decidimos que cada una de las cinco habitaciones llevaría el nombre de una abuela, porque es a ellas también a las que en el fondo sentimos que debemos lo que somos hoy.


DESECHO DE NOTAS

La propiedad ocupa el segundo piso de un edificio histórico ubicado en una de las dos calles principales del centro, y encuentra su fuerza en el estilo típico de los edificios de principios del siglo XX: en general, los pisos originales en cemento perfectamente conservado. azulejos, los techos altos y las ventanas estilo liberty.

Con el paso de los años, el desuso fue iniciando un inevitable proceso de deterioro. De ahí la idea de mejorar el apartamento respetando plenamente su naturaleza. Esto condujo al diseño de una instalación de alojamiento que consta de cinco habitaciones que podrían acomodar a las personas que deseen sumergirse en atmósferas pasadas con la ayuda de las comodidades más modernas.


Pequeños consejos

Donde puedes pasar tu tiempo...


EL MUSEO DIFUSO DE LOS 5 SENTIDOS

Somos un “Museo Difuso”, significa que estamos abiertos y que cada elemento de nuestra ciudad, incluidas las personas con sus historias, son el gran tesoro que queremos ofrecer a quienes vienen a visitarnos. La mejor forma de conocernos es utilizar todos los sentidos: el sabor de nuestra comida, los colores de nuestras tierras, el sonido de nuestras voces, el trabajo de nuestras manos, el olor de nuestros frutos. Una singularidad que nunca olvidarás.